¿Qué son los disruptores endocrinos?

Los disruptores endocrinos son aquellas sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal del organismo humano, y por tanto, de modificar el funcionamiento corporal y afectar negativamente a nuestra salud.

Pueden llegar a causar diferentes enfermedades relacionadas con la salud reproductiva de la mujer (cáncer de mama, infertilidad, pubertad precoz, etc.), trastornos de la función reproductora masculina (afecciones de próstata, pérdida de la calidad seminal, malformaciones congénitas del aparato reproductor), trastornos metabólicos (diabetes u obesidad), enfermedades neurológicas (trastornos del comportamiento, déficit de atención e hiperactividad, enfermedad de Parkinson, etc.), cáncer de tiroides o trastornos cardiovasculares.

 

¿Dónde las encontramos?

 

Estas sustancias están por todas partes y convivimos permanentemente con ellas, pues forman parte de nuestra vida de forma habitual, sea en el hogar, el trabajo, en la calle o incluso en el campo:

  1. Alimentos.
  2. Pesticidas.
  3. Productos de higiene personal y de limpieza.
  4. Materiales de construcción.
  5. Materiales plásticos.
  6. Ambientadores.
  7. Materiales de decoración.
  8. Insecticidas.
  9. Ropa.
  10. Juguetes.
  11. Electrodomésticos.
  12. Aparatos electrónicos, etc.

Éstas serían algunas de las sustancias químicas que los tienen:

  1. Dioxinas.
  2. Furanos.
  3. PCB.
  4. Bisfenoles, alquilfenoles o benzofenonas.
  5. Ftalatos o retardantes de llama bromados.
  6. Hormonas sintéticas que se utilizan para el engorde del ganado o para algunos tratamientos médicos.
  7. Pesticidas y herbicidas.
  8. Metales pesados.
  9. Ciertos filtros UV utilizados en los protectores solares.
  10. Conservantes utilizados en productos cosméticos, etc.

Una de las primeras sustancias químicas identificadas como disruptor endocrino fue el DDT y actualmente está prohibido su uso. Pero otras, como el bisfenol A, los ftalatos, las resinas epoxi o los policarbonatos, están tan presentes en la sociedad de consumo que la prohibición acarrearía una crisis industrial sin precedentes, al no disponerse de materiales que permitan cumplir las mismas funciones y estén libres de sospecha.

Y nosotros, ¿qué podemos hacer?


No hay que alarmarse. Nuestra salud no solo depende de la exposición a disruptores endocrinos. Pero es clave mantener un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada, realizando actividad física y evitando hábitos nocivos como el tabaquismo.

También os damos una serie de consejos prácticos para limitar la exposición a disruptores endocrinos:

  • Evitar artículos fabricados de policarbonato o cloruro de polivinilo, en particular si se utilizan para envasar alimentos o productos dirigidos a niños (jueguetes, ropa, etc.)
  • Evitar calentar la comida en fiambreras de plástico, sustituirlo por vidrio o cerámica.
  • Utilizar botellas o envases de vidrio o acero inoxidable y evitar los de materiales plásticos, ya que liberan ftalatos (BPA).
  • Asegurarse que los chupetes y las tetinas del biberón no se han fabricado con bisfenol A.
  • Las latas de conservas están recubiertas en su interior por una película película plástica que libera bisfenol A, por lo que recomienda reducir al máximo el consumo de alimentos enlatados.
  • También hay que evitar los alimentos que se venden en bandejas de poliuretano y están recubiertos con un film de PVC, muchos de los alimentos procesados.
  • Comprar fruta y verdura ecológica y de proximidad.
  • Los tickets de compra o de los cajeros automáticos también contienen bisfenol A y éste puede ser absorbido a través de la piel.
  • Y por supuesto, evitar cosméticos que contengan estos químicos.

Por tanto, no nos tenemos que volver locos con este tema, pero sí podemos llevar a cabo una serie de cambios en nuestro día a día para minimizar la exposición a estos químicos. 

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