El PH de la piel

¿Cuál es el pH ideal para la piel?

 

El término pH o “potencial de hidrógeno”, se refiere a la concentración de hidrógeno en el agua. Cualquier líquido acuoso con un valor de pH por debajo de 7,0 se considera un ácido, y cualquier valor superior a un pH de 7,0 se considera alcalino o «básico».

Nuestra piel está preparada de manera natural para combatir las infecciones y el estrés ambiental y su capacidad para hacerlo depende del pH. La piel tiene una delgada capa protectora en su superficie, conocida como el manto ácido. Este manto ácido se compone de sebo que se mezcla con ácido láctico y aminoácidos del sudor para crear el pH de la piel, que idealmente debería ser ligeramente ácido, pero con un amplio rango de pH que oscila entre 4 y 7.

Se estima que el pH promedio de la superficie de la piel sana es de 4.7. La mayoría de estudios han dado valores de pH por debajo de 5 (el 95% estuvo entre 4.1 y 5.8). Esto contrasta con la suposición general de que el pH de la superficie de la piel está entre 5 y 6.

Se ha demostrado que la piel con valores de pH por debajo de 5 está en mejores condiciones que la piel con valores de pH superiores a 5 en cuanto a hidratación y composición de la flora bacteriana de la piel.

 

La edad de la piel y el pH

 

El pH de la piel va cambiando con la edad, y con los años se vuelve más alcalina y queda expuesta a trastornos que van desde las arrugas hasta la pigmentación y el acné.

 

¿Qué factores influyen en el pH de la piel?

 

Debido a que nuestra piel está compuesta principalmente de agua, es afectada por los cambios de pH producidos por las sustancias que entran en contacto con ella.

Muchos factores pueden interferir con el delicado equilibrio del manto ácido de la piel, tanto externa como internamente.

  • Todo lo que entra en contacto con nuestra piel (productos, tabaco, aire, agua, sol, contaminación) puede contribuir a la descomposición del manto ácido, lo que altera la capacidad de la piel para protegerse.
  • La oclusión excesiva, los detergentes, jabones, limpiadores y el agua dura son sustancias con las que la piel entra en contacto continuamente.
  • El agua dura del grifo con un alto contenido mineral puede alcanzar un pH de 8.5.
  • La radiación del sol, otro factor que alcaliniza la piel, y que debilita gradualmente el manto ácido y expone la piel a las agresiones ambientales.
  • La dieta. Es importante señalar que la acidez o alcalidad de un alimento en el cuerpo no es lo mismo que el pH del alimento en sí.  Aunque parezca una contradicción, los alimentos que se consideran ácidos antes de la digestión (como las naranjas) se vuelven alcalinos en el cuerpo. La mayoría de los productos animales, que son alcalinos antes de la digestión, se consideran formadores de ácido en el cuerpo. Por esto es mejor que las dietas sean menos ácidas que alcalinas. Esto significa que una dieta ideal consiste en consumir una gran cantidad de alimentos alcalinizantes como vegetales de hoja verde, cítricos, frutas, tomates, zanahorias y soja.

 

El pH de los cosméticos

 

Lavar la piel con jabones o detergentes puede causar la pérdida de manto ácido. El lavado repetitivo altera el estrato córneo y las funciones de barrera, incluido el pH de la piel. Una vez dañado, puede tardar hasta 14 horas en restablecerse, momento en el cual lo más probable es que vuelva a recibir otro lavado. La mayoría de las personas se lavan las manos unas tres veces al día, como mínimo.

Otro factor que regula el pH de su piel es la presencia de microflora bacteriana como el Staphylococcus Epidermis que interviene en la descomposición de los ácidos grasos y por tanto en el mantenimiento del pH ácido de la piel. El uso de jabón común, no solo cambia el pH de la piel a más alcalino, sino que también elimina a la bacteria responsable de crear, al menos en parte, el pH ácido de la piel. Lo adecuado es usar productos para el cuidado de la piel que tengan el pH entre 4.5 y 6 para que la piel pueda ajustarse rápidamente después de cada aplicación.

La mayoría de champús tienen un pH entre 3,5 y 7. Los champús alcalinos esponjan el pelo y son muy efectivos porque en estos el pH la cutícula se abre, permitiendo a los agentes activos actuar en toda la estructura del cabello. Sin embargo, no se recomienda usarlos con regularidad porque destruyen la cutícula.

Los champús ligeramente ácidos pH 4,5 son los más adecuados porque fortalecen la cutícula del cabello y la aplanan. En estas condiciones el pelo se ve brillante y se siente suave al tacto.

Fuente: Instituto Europeo de Dermocosmética

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